Monday, June 05, 2006

MARIA LUISA

Ves una foto y te llegan ráfagas de recuerdos como si estuvieras en una máquina del tiempo. Y recuerdas la primera vez que fuiste a cine al teatro Aladino de Caicedonia a ver una película de Bruce Lee y otra de Bud Spencer y Terence Hill en matinée con tus compañeros de primero de primaria que no se podían callar en medio de la proyección mientras tu permanecías inmutable y asombrado (y se que afortunadamente no has perdido el asombro y que el silencio lo manejas bien, tanto que asusta). Los mismos compañeros de la Normal María Inmaculada donde te matriculó tu papá un día lunes, allá donde no querías estudiar porque preferías correr entre los cafetales y embarrarte y quitarte la ropa porque te fastidiaba. Ese día te pesaron en una báscula para café y tenías miedo que tanto desconocido te devorara. Y querías volver a la finca, así no tuvieras el cine cerca para colarte a ver Pirañas Voladoras y Antropófago ya que normalmente hubieras tenido que multiplicar tus años por tres para llegar límite permitido de edad. Pero te colaste y las viste. Y aún asi, hubieras preferido conformarte con ver solo los sábados en la tarde a David Banner convirtiéndose en El Hombre Increible en un televisor a blanco y negro ya que la planta eléctrica solo alcanzaba para eso. Pero hay cosas ineludibles en esta vida y el colegio fue una de ellas. Por fortuna, pues fue también inevitable que miraras a Maria Luisa.

Tu compañero de pupitre era Cesar Augusto, vecino de la casa gemela en la calle 18, el puesto de al lado lo ocupaban "Gorilón" y Edgar Mauricio "La pulga". Adelante estaba el "Mono" y Walter y más allá estaba ella, la misma por la que te desviabas 5 cuadras antes de llegar a tu casa, la misma que vivía al lado de la estación de bomberos, la hija del dueño de la cacharrería. Maria Luisa, la niña por la que lloraste cuando te cambiaron de curso al siguiente año, la monita de ojos grandes que no te deja recordar a su compañera de pupitre. Es curioso que pudieras sentir algo así a esa edad. Ella era la más creída de todas, la más pulcra y malgeniada. Luisita piernaslargas. La que sonreía cuando se lo proponía, la que te miraba mal cuando te ponías a jugar carreras con las galletas que traías en tu lonchera de los Pitufos. Luisita lamejordientedeleche.

Y con la cara de ella se acaba el flash y tienes que volver a ver la foto para tratar de encender de nuevo la máquina. Pero no es tan fácil Frank , algunos recuerdos tienen autonomía para volver tan dulces como esta vez o tan simples como ellos quieran. Ruega para que no te visiten tan seguido los que llegan cargados de amargura.

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Una vez más observas la foto y te acuerdas que del teatro Aladino desde hace muchos años solo queda el nombre.

robo en carulla

Posted by Frank at 5:02 AM

7 Comments

  1. Anonymous Anonymous posted at 7:20 AM  
    ¿Y qué será de Maria Luisa?. Siempre las pienso como "bah, debe estar casada y con tres hijos".

    Bonito recuerdo por un paquete de galletas (de hecho creo que hay una marca con ese nombre), bonita historia .... como para un guión.
  2. Anonymous Anonymous posted at 2:18 PM  
    Que bonitos recuerdos, tienes mucha suerte de tener la capacidad de plasmarlos en el papel ó en este caso en este medio tan impersonal :)
  3. Blogger Frank posted at 6:00 AM  
    A Maria Luisa la volvi a ver cuando tenía como 24. La reconocí de inmediato mientras ella si tuvo que hacer un esfuerzo grande. Estaba terminando comunicación en Cali. Ni casada, ni hijos y divina.
    Fue bonito otra vez.

    De hecho la mayoria de cosas de este blog son borradores de personajes e historias para guiones. Algunos ya tienen toda una vida escrita y se que no se quedarán el en papel.

    Gracias por sus visitas y comentarios
  4. Blogger Allison posted at 7:28 AM  
    Te colabas en el cine?? a los cuantos años??
  5. Anonymous Anonymous posted at 9:01 PM  
    hermoso recuerdo.... casi siempre sucede que las personas que dejamos de ver y que alguna vez significaron algo para nosotros se nos cruzan en el camino... más bellas que nunca!!!!
  6. Anonymous Anonymous posted at 12:13 PM  
    Qué belleza de nostalgia. Eso de alimentar el alma con imágenes suena tremendamente bonito. Saludos, hace rato no pasaba por acá.
  7. Anonymous Anonymous posted at 8:11 PM  
    Lo único bueno de ese pozo sin fondo llamado Caicedonia era el Teatro Aladino. Solo el amor por el cine es lo que agradezco de haber crecido en ese paraje yerto.

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