Wednesday, May 04, 2005

Miada Madrina

Soy el hombre mas feliz del mundo. Eso pensaba mientras empapado orinaba por fin! en mi baño, mirandome al espejo caradesapo que me regaló Marta hace ya años y que es el único que tengo ahora. Gatalina se acercó como siempre a saludar con un maullido pero tomó distancia porque mi ropa escurría, las voces sobremoduladas de las vecinas costeñas que en esos momentos pasaban por el pasillo me avisaron que la puerta del apartamento había quedado abierta. No me importaba.

Como si mi existencia hubiera sido de un dia y en esos momentos agonizara de satisfacción, mi vida pasó ante mis ojos (o sea mi día):

8 am, una llamada me despertó, era Hernán Mendez que quería cuadrar una reunion con Lautaro, un posible compositor para la nueva música del corto. Me di cuenta que estaba deprimido apenas me levanté, no se porqué, por nada en especial y por todo en general, igual que otros días. Me sente al computador a tratar de trabajarle a un guion y no me acuerdo si desayune o no. La mañana pasó volando y aterrizó como a la una en el almuerzo, despues de eso imprimí una hoja de vida (la versión servil) y la lleve al centro internacional para aspirar a un trabajo del que ahora espero no me llamen. La lluvia me obligo a comprar un paraguas por enésima vez (siempre los boto) y despues de llegar a mi apartamento me perdí en ideas sin concretar y en un aburrimiento ascendente. Hernán pasó como a las 5, acompañado por la esposa o novia y el papá que acababa de llegar a Colombia hablando pestes de Chavez despues de vivir 36 años en Venezuela.

La reunión con Lautaro estuvo bien, cosas hay por hacer. Nos tomamos unas cervezas y desafortunadamente su efecto no avisó sino hasta cuando ya estabamos en el carro en nuestro rumbo de vuelta y con aguacero. A la altura de la 72 con 7 estaba todavia tranquilo (el destino era la 51 con 7) pero a partir de ahi me convertí en victima de un guionista que trabaja para una pésima pelicula que protagonizará JimCarrey. Trancón en la 69, el aguacero empeoraba y mi vejiga se inflaba, me senté de lado en una pose algo femenina, frotaba mis pies uno con el otro y me empecé a pellizcar los labios, todo disimuladamente porsupuesto. Hernán hablaba de no se qué, le había dejado de prestar atención 3 cuadras atrás. En medio de mi creciente desesperación note que el papá estaba moviendo las piernas como si tuviera un tic, una señal inequivoca. Yo estaba al lado de él en el asiento de atrás. Hernán, quien manejaba, se percató del asunto y le preguntó al papá: Como vas?, el inmediatamente respondió serio: Mal. Ahora la urgencia era encontrar un desaguadero para el señor. Y el trancón no se destrancaba y el aguacero no paraba y la cintura que mas se inchaba. Algo había que hacer.

Frank, jala esa palanquita, mueve tu silla y saca de atrás mi paraguas, nos bajamos porque hay que buscar un baño donde sea, dijo la esposa o novia de Hernán. Por dios!!! Esas eran demasiadas instrucciones para mi, estaba a punto de explotar y a esas alturas ya no coordinaba bien. Dejé el disimulo y me desabroche el pantalón, afortunadamente casi nunca uso cinturón, y me lancé a la busqueda del paraguas. Fue un proceso eterno y estoy seguro que el papá de Hernán me hubiera agarrado a paraguasos si hubiera podido. Papá y esposaonovia salieron del carro tan rápido que los perdí de vista, Hernan me dijo algo que no entendí, 3 segundos despues yo también salí y ahí no se que pasó. Empece a correr en medio de los carros y el aguacero y no podía parar, parecía el niño de los 400 golpes que al final de la película corre hacía no se sabe donde, pero al fin y al cabo hacía la libertad. Apenas iba en la 61.

En estos casos hay un punto en el que uno pierde la razón, pero nunca tanto como para perder la pena y el pudor, no yo, y hubiera podido perfectamente encontrar miarbolito y dejar que las aguas lluvias y amarillas se mezclaran pero no, el objetivo era mi baño. Los pantalones se me iban a caer pues la cremayera estaba cada vez mas abajo, como podia me los sujetaba. Alguien desde un carro grito: Hey!. Llegué al tigermarket de la 59 pero ya estaba imparable, mucho mas que mi continencia. Que bueno hubiera sido que alguien registrara esto pero la vida "real" no es un reality.

Y corri y corri y me lave pero llegué. Había ya una sensación de triunfo cuando entre al edificio pero aun así no aflojaba el ritmo, con el pantalon a bajanalga subí tan rápido al cuarto piso que pareció el segundo y la llave ingreso tan suave como cuchillo caliente en mantequilla, yo creo que la lluvia estabilizó mi sistema nervioso.

Y fue asi que tuve que esperar hasta la noche a que llegara, como en los cuentos, mi hada madrina, es decir, mi miada madrina, y a que con su varita mágica (o debo decir: a través de mi varita) me cambiara el estado de depresión-aburrimiento en el que estaba hundido y me convirtiera por el resto de la noche, o por lo menos hasta las doce, en el hombre mas feliz del mundo.

Posted by Frank at 12:03 PM

1 Comments

  1. Anonymous Anonymous posted at 12:01 PM  
    Je je jeeee. Que chistoso. Muy Bueno! Aca estoy riendome con el ultimo parrafo.

    ..
    Animo con el guion!

Post a Comment

« Home