ABRIL 7

Ha empezado a suceder. Los pasos nocturnos en el segundo piso de una casa vacía, mis manos convertidas en serpientes, las letras desprendidas del libro que se pegan en mis dedos, las conversaciones sin conexión y sin sentido, las campanas del final épico, las arañas por todas partes, una señora que sacude su alfombra en todas la ventanas todos los días, los niños que escucho jugar y nunca puedo ver, el deseo de volver al sueño, la cantante de bodas que tuvo que escoger la casa de al lado para ensayar una y otra vez Dream a little dream of me, la sonrisa pícara de Angeles antes de besos deseados, un día eterno de pavimentos mojados y el dedo en el gatillo que nunca se ha desprendido. Eso y el resto de cosas que la memoria le ha dado de comer al olvido. Puede ser que llegue a reventarse de lo lleno y me estremezca ante un Aleph personal, o puede ser que me quede inmóvil para siempre.

Tal vez un día de estos sea levantado en hombros por 7 reyes, con mi traje rojo puesto, homenajeado hasta el cansancio y con la tranquilidad de saber que mi realidad es la única y verdadera, y que eso es todo lo que importa. Me disculparán si los insulto o los ignoro en la calle, si mi cara se arruga más y mi niño envejece menos, o si me guardo sin despedirme en la puerta del cuarto de al lado de dimensiones imperfectas y con vista al mar. Sin voz y sin vos.

Posted by Frank at 10:18 AM